30 de junio de 2009

CUENTOS-Apocalipsis. Marco Denevi

La extinción de la raza humana se sitúa aproximadamente a finales del siglo XXX. La cosa ocurrió así: las máquinas habían alcanzado tal grado de perfección que los hombres ya no necesitan comer, ni dormir, ni hablar, ni leer, ni escribir (...), ni pensar. Les bastaba apretar botones y las máquinas lo hacían todo por ellos. Gradualmente fueron desapareciendo los libros, los cuadros, los muebles, los instrumentos de música, las flores, los animales, las plantas. Sólo había máquinas. Ocupaban todo el espacio disponible. No se podía dar un paso sin tropezar con una de ellas. Eran incansables, serviciales, veloces, eficientes. Después, por falta de uso, empezaron a desaparecer los hombres. En un año desapareció la mitad. La otra mitad tardó todavía menos en extinguirse. Como el último hombre se olvidó de desconectar las máquinas, desde entonces seguimos funcionando sin interrupción.