1 de julio de 2009

RECURSOS-Encontrar/descubrir al maestro

(Material preparado por la cátedra)

(Todas las citas pertenecen a: Escritura creativa, de Louis Timbal Duclaux).


La realidad de la intertextualidad

Con su teoría de la imitación de los antiguos, los clásicos mantenían un punto de vista más realista. Uno de ellos especialmente, Pascal, escribía: ‘Cada vez que un autor dice mi libro, haría mejor en decir nuestro libro porque ha puesto en él mucho menos de sí mismo que de los demás’.
Esta lección de modestia lleva hoy un nombre: es la teoría de la intertextualidad. Ha sido desarrollada por autores y lingüistas contemporáneos, como Queneau, Pérec Genette o Todorov, y podría enunciarse brevemente de la siguiente manera: ‘Un texto no es creado jamás a partir de la nada, y raramente de una observación directa de la realidad. Un texto está construido siempre —consciente o. inconscientemente— a partir de textos anteriores. Todos estos textos, que se ligan en el tiempo y en el espacio, forman la trama continua de un solo tejido: la literatura mundial’. Y es esta constatación la que constituye la intertextualidad”.
“Y esto es algo fundamental. Como lo indica su etimología, un texto es un tejido hecho a base del entrecruzamiento de hilos ya existentes. Yo no creo con los hilos, simplemente los utilizo para crear un motivo. Mi originalidad no proviene de las ideas (los hilos), sino de su combinación (su estructuración). Es lo que decía Pascal cuando escribía: ‘Que no se diga que yo no he escrito nada nuevo. Cuando se juega a la pelota, siempre es la misma bola la que se utiliza, pero cada uno la coloca de una forma diferente’”.

“Entre esas voces que bullen con energía interior y que nos llevarán a alguna parte, hay una cuantas que conducirán a callejones sin salida o que apagarán nuestro entusiasmo; aprender a distinguirlas es algo que no se consigue de un día para otro. Un personaje nos contará la historia de su vida a lo largo de cincuenta páginas y después se esfumará. Una frase puede embelesarnos en determinado momento, pero es posible que no nos lleve a ningún lado.
A veces, esa voz que nos deleita puede engañarnos, haciéndonos pensar que hablamos de una manera original cuando, en realidad, estamos tomando prestada una voz oída o leída. Quizá sintamos que estamos captando ideas excitantes cuando en realidad se trata de un material insípido y flojo. Nos llevará tiempo aprender a manejar este escurridizo aspecto de la voz”(Timbal-Duclaux).